PATRIMONIO CULTURAL

 
 

Esta sección trata sobre las investigaciones y trabajo museológico con el fin de mantener la memoria sobre la actividad antártica argentina o en la que se vio involucrada la Argentina.

Base Orcadas la más antigua del Continente

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Con muy escasos medios, y más que nada una gran voluntad por parte de las instituciones y personal involucrado, se ha logrado hacer mucho. Tal vez no todo lo que se desearía, pero sí podemos sentirnos orgullosos de que muchos países del mundo la ponderan y hasta unos cuantos la han imitado. En algunos casos con creces, dado que manejan fondos importantes o también porque son países con mayor experiencia y tradición en el mantenimiento de la identidad. Con colectas públicas y asociaciones de amigos, se recaudan fondos y se realizan proyectos desde la cartelería necesaria para que los lugares no desaparezcan y queden en la memoria hasta el salvamento arqueológico, histórico y la recuperación de refugios y estaciones como es el caso del refugio de Scott y la estación de Port Lockroy (en manos del “Heritage” del Reino Unido).

Esos países, además de destinar fondos, tienen funcionarios que favorecen la actividad tal vez porque recibieron una educación equilibrada en la que es común asistir a museos desde temprana edad. Entonces no obstaculizan estas tareas, lo que es muy diferente de lo que sucede con algunos funcionarios locales que hacen lo posible para no permitir sin importarles las consecuencias. Muchas veces entienden como “reserva” o “área natural protegida” el no hacer nada ni permitir que otros lo hagan, lo que los convierte en verdaderos destructores del patrimonio cultural y de la memoria, es decir desconstruyendo la identidad. No se entiende si actúan con soberbia o son ignorantes; sería de lamentar que fueran las dos cosas.

Pero en esta recopilación de trabajos vamos a poder ver cuánto se hace y se puede hacer con muy poco, pero con muchísima voluntad de los especialistas, funcionarios e instituciones. Poca gente sabe que Argentina posee museos en la Antártida y que las muestras antárticas, apoyadas por el Instituto Antártico Argentino y el Museo Naval de la Nación, juntamente con la Armada Argentina, hacen posible este rescate de la memoria. Debemos estar muy agradecidos a estos actores de la cultura; también lo estarán las futuras generaciones.

Lic. Carlos Pedro Vairo
Dir. Museo Marítimo y del Presidio de Ushuaia
Presidente de la Asociación de Directores de Museos de la República Argentina

CUSTODIO DEL MAR

Licenciado en Administración de Empresas, Museólogo y especialista en Antropología Marítima, Carlos Pedro Vairo trabajó desde 1989 en la creación del Museo Marítimo de Ushuaia. La extraordinaria labor suya y de su equipo le han dado a la institución un posicionamiento a nivel mundial. Nadie de ellos han sabido recuperar la memoria de Ushuaia y su indisoluble relación con el Mar.

(Extraído del diario Tiempo Fueguino, Edición especial Aniversario / 1987 – 15 de agosto – 2007)

Ushuaia cuenta con paisajes bellísimos, montañas nevadas, bosques casi impenetrables algunos pequeños valles donde realizar deportes invernarles, pero sobre todo, posee un inmenso mar.

Un mar que narra historias de naufragios y proezas de antiguos marinos que a bordo de pequeñas embarcaciones realizaron increíbles rescates en medio de fuertes temporales.

Sin embargo, hace muchos años, cuando Carlos Pedro Vairo llegaba por primera vez, Ushuaia carecía, “como carece aún hoy”, según él mismo lo expresa, de una “verdadera cultura marinera”.
“Yo me imaginaba que si era una ciudad construida frente al mar, la gente haría excursiones de pesca y sus habitantes conocerían un sinfín de historias”, de las que sólo el mar puede dar que hablar.
“Sin embargo, había un solo comercio que vendía pescado y algunos frutos de mar, y un hombre que se dedicaba a la venta ambulante, gritando a viva voz al mismo tiempo que empujaba un carro”.
Allá por 1982, el actual Director del Museo Marítimo de Ushuaia, ubicado en el edificio del Antiguo Presidio Militar y Cárcel de Reincidentes, llegaba a la ciudad para hacer un curso de radares y le “sorprendió la falta de tradición marinera”.

“El puerto trabajaba pero no tanto, los barcos que llegaban entonces eran los de la Armada Argentina, en especial Transportes Navales, y los de la Prefectura Argentina. El resto eran pequeños veleros que le pertenecían a las primeras familias fueguinas tales como Padín, Beban y Figuelli”, cuenta Vairo.

Licenciado en Administración de Empresas, Museólogo y especialista en Antropología Marítima, Carlos Pedro Vairo realizó cursos en Dinamarca, Noruega y España entre otros, lo que le permitió tener una mirada específica de las embarcaciones según la sociedad a la que pertenecen. Entre ellas, los barcos realizados en cestería y cuero, estudiados en La Coruña, para comparar con la canoa de corteza hecha por los primitivos indios Yámanas.
Así fue como junto a un grupo de amigos decidieron volver, allá por 1989, y comenzaron a realizar reconstrucciones en escala de diversos barcos con idea de exponerlos en algún lugar donde la comunidad de Ushuaia, y los pocos turistas que llegaban por entonces, pudieran contemplarlos.

En aquel momento no imaginaron que les sería cedido el edificio del presidio, que desde 1977 se encontraba abandonado y en muy mal estado, inundado casi por completo y careciendo de electricidad, de gas y en gran parte destruido.

Si bien se realizaban dos visitas semanales por la tarde para quienes quisieran visitar la ex cárcel de Ushuaia, a los que se les mostraba el Pabellón Histórico y el Hall Central, la comunidad no tenía interés en conservar el edificio ya que “una vez cerrada la cárcel, para la gente se había acabado la maldición, y el mal recuerdo de haber crecido en una ciudad donde los presos andaban por las calles y un gigante edificio gris (pintado en 1970 por la Armada Argentina del color actual: paredes amarillas y techo rojo) que guardaba historias de dolor y sufrimiento”

“La intención de reconstruir o salvar parte del edificio y la necesidad de contar con un Museo Marítimo, hizo que juntáramos con un grupo de amigos e hiciéramos las investigaciones arqueológicas e históricas y recopiláramos el material necesario que nos permitió que en marzo de 1995 inaugurábamos el actual Museo Mar&iacutiacute;timo”, recuerda el director.

El museo en sus inicios estaba compuesto por el hall de entrada y las primeras seis celdas del pabellón 4, lugar que “durante el primer verano fue visitado por 200 personas, entre enero y febrero”
Actualmente 80 mil personas por año, entre escuelas que organizan actividades de educación no formal y turistas extranjeros, atraídos por las maquetas navales, y argentinos que quieren conocer la historia de la cárcel y los presos famosos, recorren el ex presidio.

Hoy el Museo tiene habilitado la totalidad del edificio y cuenta con exposiciones Marítimas y Antárticas, recorridas con guías que narran la historia del presidio, una Galería de Arte que brinda talleres de pintura y dibujo y una sala destinada a la Isla de los Estados, complementando con la historia regional. Cabe destacar que las muestras se adecuan a cada público, según la nacionalidad y la edad de los visitantes. Para ello cada área posee asesores especializados que trabajan en equipo con las otras áreas.

“Cuando llegué a la ciudad –cuenta Carlos Vairo- la sociedad estaba formada por una rara mezcla de costumbres españolas, italianas, croatas, etc., que la hacían mucho más pintoresca aún. Me acuerdo que una vez me invitaron a comer una pasta italiana pero la salsa la habían hecho con remolacha”. Hechos particulares que se recortan del resto de la historia de Argentina. “Acá en lugar de escuchar hablar de San Martín escuchabas hablar de Luis Piedra Buena u otros navegantes”.

El museo posee un equipo de trabajo compuesto por una veintena de hombres y mujeres, además de un equipo ubicado en Buenos Aires que se ocupa de las investigaciones históricas y las maquetas, realizadas en una escala 1/100.

Perfil

Carlos Pedro Vairo

  • Director del Museo Marítimo de Ushuaia.
  • Nacido en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
  • Visitó Ushuaia por primera vez en 1982.

En Primera Persona
La Defensa de la Identidad

A Ushuaia la conozco desde 1982, cuando vine de visita para luego ir asentándome. Podría decir que la conocí como una pequeña ciudad donde las calles no pasaban mucho más arriba de Magallanes. Creció muy desordenadamente, dada la gran afluencia de personas de diversos lados, con costumbres diferentes e identidades propias.

En ese crecimiento vertiginoso se perdió la esencia de la originaria Ushuaia, en donde a las personas nuevas que acaban de llegar se los llamaba los del -norte-, y se creía que venían a cambiar una forma de vida. Hoy creo que nosotros sentimos lo mismo.

Ya no es la Ushuaia que conocimos. Las constantes oleadas de gente buscando un futuro mejor y el progreso edilicio de la ciudad nos ha hecho perder mucho nuestra esencia. Además, con aquellos pioneros que se fueron, se han ido también muchas de las construcciones típicas, como los jardines y las huertas delicadamente cuidados y la rara mezcla de comidas españolas, con detalles croatas e italianas, e influencias chilenas y criollas.

Por tal motivo creo que es muy importante, y en cierta manera responsabilidad de los Medios Masivos de Comunicación, contribuir de manera comprometida para entender el patrimonio del lugar, se tangible o intangible. Es normal que quienes van llegando e incorporándose a la sociedad traigan la identidad de sus originarios, pero del mismo modo sería productivo que incorporen la identidad del lugar.

Como Director del Museo Marítimo de Ushuaia, en conjunto con el equipo de trabajo de dicho establecimiento, trabajamos para promover el conocimiento del Patrimonio Arquitectónico, el Patrimonio Intangible y los Monumentos Históricos.
Carecemos aún hoy de una cultura marítima y un ejemplo fue concurso literario organizado en 2002 y destinados a los alumnos de escuelas primarias, bajo la temática El Hombre y el Mar. Sólo un trabajo reconocía el Canal Beagle como mar. Todos los participantes daban ejemplos abstractos del mar, o narraban sobre lugares que habían visto de paso, caminos a regiones de procedencia. El único cuento que se refería al Canal Beagle y al Cabo de Hornos era el realizado por la nieta de uno de los pioneros que fuera un gran navegante y excelente persona, Vicente Padín.

Necesitamos seguir trabajando para que la capital de la Provincia de Tierra del Fuego sea el mejor reflejo del mar más austral del mundo, y ese, es un compromiso de todos.

Carlos Pedro Vairo
Director del Museo Marítimo de Ushuaia.
Febrero 2007.